PRINCIPIO Y
FUNDAMENTO. EJERCICIOS ESPIRITUALES. Meditación semanal
Vamos a comenzar nuestras meditaciones
sobre el Principio y Fundamento, al que dedicaremos varias semanas por lo
importante que es.
Principio quiere decir que
partimos de aquí y si no hacemos un buen comienzo, nuestros Ejercicios no
producirán el fruto esperado.
El Fundamento va a consistir en
descubrir el proyecto que Dios tiene sobre mi vida y una vez descubierto,
construirlo todo.
El hombre es creado para alabar, hacer
reverencia y servir a Dios N.S. y mediante esto salvar su alma y las otras
cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden
a conseguir el fin para el que ha sido creado. De donde se sigue que el hombre
ha de usar de ellas tanto cuanto le ayuden para su fin y tanto deben quitarse
de ellas cuanto se lo impidan. Por lo tanto, es menester hacernos indiferentes
a todas las cosas creadas, de tal manera que no queramos más salud que
enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta…,
solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin para el que
hemos sido creados.
Hemos sido creados para amar y ser
amados por Dios. Nada en este mundo, ni ninguna persona me va a llevar a la
plenitud del amor. No hay nada comparable a vivir la unión con Dios en el amor.
Nuestra dignidad mayor es vivir esta vocación de unión con Dios en el amor.
Dios me amó primero, Él toma la
iniciativa y me tengo que sentir amado en la totalidad de lo que soy. No puede
haber zonas en mi vida que estén en sombras. Toda mi historia, todo mi pasado,
todo mi presente…, forma parte de mi historia y tengo que ver en ella
proyectado el amor de Dios. A Dios no le puedo ocultar nada de mi vida. Y nada
puede apartarnos del proyecto de Dios sobre nosotros, ni siquiera el pecado,
que tan sólo lo emborrona. Todo me debe llevar a Dios, todo me debe conducir a
Dios.
Vamos a ayudarnos de unos textos
bíblicos para que Dios nos vaya rebelando este proyecto sobre nosotros:
- Gen 1, 27-31 “Y creó Dios al hombre a
imagen suya, a imagen de Dios lo creó y los creó, hombre y mujer los creó y los
bendijo Dios diciéndoles: Procread y multiplicaos y henchid la tierra;
sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre
los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”
Aquí se hace patente lo que nos
decía antes San Ignacio: que todas las cosas creadas nos han de servir para
realizar el proyecto que Dios tiene para nosotros.
Y nos muestra la dignidad del
hombre, que es tan grande que nos ha creado a su imagen.
Que Dios me ayude a comprender
el amor tan grande que derrochó en mí.
- Sal 138 y 139 “Oh Yavhé, Tú me has
examinado y me conoces, Tú conoces cuándo me siento y cuándo me levanto y de
lejos entiendes mi pensamiento. Disciernes cuándo camino y cuándo descanso, te
son familiares todas mis sendas. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y ya
Tú, Yavhé, lo sabes todo. Me envuelves por detrás y por delante y pones sobre
mí tu mano… Tú formaste mis entrañas, Tú me tejiste en el seno de mi madre. Te
alabaré por el maravilloso modo en que me hiciste. ¡Admirables son tus obras!
Del todo conoces mi alma. Mis huesos no te eran ocultos cuando fui modelado en
secreto y bordado en las profundidades de la tierra. Ya vieron tus ojos mis
obras, siendo escritas todas en tu libro. Estaban mis días determinados cuando
aún no existía ninguno de ellos. ¡Cuán difíciles son de entender tus
pensamientos, oh Dios! Si quisiera contarlos son más que las arenas…
Escudríñame Oh Dios y examina mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y
mira si mi camino es torcido, y condúceme por las sendas de la eternidad”.
Es necesario leer y releer este
Salmo dejándose penetrar de su sentido. La repetición de las palabras en la fe
del corazón produce sus efectos en nuestra alma. Nos sitúa ante Dios que no
cesa hoy de crearnos, de amarnos. Hay que detenerse y dejar que saboree el
corazón estos sentimientos del salmista.
- Is 43, 1-7 “Ahora, pues, así dice
Yavhé que te creó… No temas, porque Yo te he rescatado, Yo te llamé por tu
nombre y tú me perteneces. Porque, si atraviesas las aguas, Yo seré contigo; si
por ríos, no te anegarás. Si pasas por el fuego, no te quemarás; las llamas no
te consumirán. Porque Yo soy Yavhé, tu Dios… Porque eres a mis ojos de muy gran
estima, de gran precio y te amo, y entrego por ti hombres y pueblos a cambio de
tu vida. No temas, porque Yo soy contigo”.
Dame Señor la gracia de
sentirte presente en mi vida, en las situaciones difíciles, en los peligros por
los que paso.
- Ef 1, 3-14 “Bendito sea Dios y Padre
de N.S. Jesucristo que en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en
los cielos; por cuanto que en Él nos eligió antes de la constitución del mundo,
para que fuésemos santos e inmaculados ante Él en caridad, y nos predestinó a
la adopción de hijos suyos por Jesucristo, conforme al beneplácito de su
Voluntad, para la alabanza del esplendor de su gracia, que nos otorgó
gratuitamente en el amado, en quien tenemos la redención por su sangre, la
remisión de los pecados, según las riquezas de su gracia, que
superabundantemente derramó sobre nosotros toda sabiduría y prudencia, dándonos
a conocer el misterio de su Voluntad… En Él fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa”.
Pablo expresa aquí su alegría
desbordante por el plan de Dios sobre el hombre. Nos eligió en Cristo para ser
santos, con una santidad que es la de ser semejantes a Cristo. Por eso, cada
acontecimiento de nuestra vida, marcado por la fe y el amor, son una etapa en
la realización de este designio de Dios.
- Mt 22, 34-40 “Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más
grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a éste, es: amarás al
prójimo como a ti mismo.”
Esta es la vocación del hombre,
el modo de ser al que he sido llamado.
Con estas meditaciones no
queremos llenarnos de ideas, simplemente tenemos que entrar en un diálogo con
Dios, desde el interior de nuestro corazón. Hay que detenerse donde encontremos
paz espiritual, gusto de la Palabra de Dios y saborearla internamente. Hay que
escuchar a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario