viernes, 4 de noviembre de 2016

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO. EJERCICIOS ESPIRITUALES. Meditación semanal



PRINCIPIO Y FUNDAMENTO. EJERCICIOS ESPIRITUALES. Meditación semanal
         Vamos a comenzar nuestras meditaciones sobre el Principio y Fundamento, al que dedicaremos varias semanas por lo importante que es.
Principio quiere decir que partimos de aquí y si no hacemos un buen comienzo, nuestros Ejercicios no producirán el fruto esperado.
El Fundamento va a consistir en descubrir el proyecto que Dios tiene sobre mi vida y una vez descubierto, construirlo todo.
         El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios N.S. y mediante esto salvar su alma y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden a conseguir el fin para el que ha sido creado. De donde se sigue que el hombre ha de usar de ellas tanto cuanto le ayuden para su fin y tanto deben quitarse de ellas cuanto se lo impidan. Por lo tanto, es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, de tal manera que no queramos más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta…, solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin para el que hemos sido creados.
         Hemos sido creados para amar y ser amados por Dios. Nada en este mundo, ni ninguna persona me va a llevar a la plenitud del amor. No hay nada comparable a vivir la unión con Dios en el amor. Nuestra dignidad mayor es vivir esta vocación de unión con Dios en el amor.
         Dios me amó primero, Él toma la iniciativa y me tengo que sentir amado en la totalidad de lo que soy. No puede haber zonas en mi vida que estén en sombras. Toda mi historia, todo mi pasado, todo mi presente…, forma parte de mi historia y tengo que ver en ella proyectado el amor de Dios. A Dios no le puedo ocultar nada de mi vida. Y nada puede apartarnos del proyecto de Dios sobre nosotros, ni siquiera el pecado, que tan sólo lo emborrona. Todo me debe llevar a Dios, todo me debe conducir a Dios.
         Vamos a ayudarnos de unos textos bíblicos para que Dios nos vaya rebelando este proyecto sobre nosotros:
-         Gen 1, 27-31 “Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó y los creó, hombre y mujer los creó y los bendijo Dios diciéndoles: Procread y multiplicaos y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra”
Aquí se hace patente lo que nos decía antes San Ignacio: que todas las cosas creadas nos han de servir para realizar el proyecto que Dios tiene para nosotros.
Y nos muestra la dignidad del hombre, que es tan grande que nos ha creado a su imagen.
Que Dios me ayude a comprender el amor tan grande que derrochó en mí.
-         Sal 138 y 139 “Oh Yavhé, Tú me has examinado y me conoces, Tú conoces cuándo me siento y cuándo me levanto y de lejos entiendes mi pensamiento. Disciernes cuándo camino y cuándo descanso, te son familiares todas mis sendas. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y ya Tú, Yavhé, lo sabes todo. Me envuelves por detrás y por delante y pones sobre mí tu mano… Tú formaste mis entrañas, Tú me tejiste en el seno de mi madre. Te alabaré por el maravilloso modo en que me hiciste. ¡Admirables son tus obras! Del todo conoces mi alma. Mis huesos no te eran ocultos cuando fui modelado en secreto y bordado en las profundidades de la tierra. Ya vieron tus ojos mis obras, siendo escritas todas en tu libro. Estaban mis días determinados cuando aún no existía ninguno de ellos. ¡Cuán difíciles son de entender tus pensamientos, oh Dios! Si quisiera contarlos son más que las arenas… Escudríñame Oh Dios y examina mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y mira si mi camino es torcido, y condúceme por las sendas de la eternidad”.

Es necesario leer y releer este Salmo dejándose penetrar de su sentido. La repetición de las palabras en la fe del corazón produce sus efectos en nuestra alma. Nos sitúa ante Dios que no cesa hoy de crearnos, de amarnos. Hay que detenerse y dejar que saboree el corazón estos sentimientos del salmista.
-         Is 43, 1-7 “Ahora, pues, así dice Yavhé que te creó… No temas, porque Yo te he rescatado, Yo te llamé por tu nombre y tú me perteneces. Porque, si atraviesas las aguas, Yo seré contigo; si por ríos, no te anegarás. Si pasas por el fuego, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Porque Yo soy Yavhé, tu Dios… Porque eres a mis ojos de muy gran estima, de gran precio y te amo, y entrego por ti hombres y pueblos a cambio de tu vida. No temas, porque Yo soy contigo”.
Dame Señor la gracia de sentirte presente en mi vida, en las situaciones difíciles, en los peligros por los que paso.
-         Ef 1, 3-14 “Bendito sea Dios y Padre de N.S. Jesucristo que en Cristo nos bendijo con toda bendición espiritual en los cielos; por cuanto que en Él nos eligió antes de la constitución del mundo, para que fuésemos santos e inmaculados ante Él en caridad, y nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo, conforme al beneplácito de su Voluntad, para la alabanza del esplendor de su gracia, que nos otorgó gratuitamente en el amado, en quien tenemos la redención por su sangre, la remisión de los pecados, según las riquezas de su gracia, que superabundantemente derramó sobre nosotros toda sabiduría y prudencia, dándonos a conocer el misterio de su Voluntad… En Él fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”.
Pablo expresa aquí su alegría desbordante por el plan de Dios sobre el hombre. Nos eligió en Cristo para ser santos, con una santidad que es la de ser semejantes a Cristo. Por eso, cada acontecimiento de nuestra vida, marcado por la fe y el amor, son una etapa en la realización de este designio de Dios.
-         Mt 22, 34-40 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a éste, es: amarás al prójimo como a ti mismo.”
Esta es la vocación del hombre, el modo de ser al que he sido llamado.
Con estas meditaciones no queremos llenarnos de ideas, simplemente tenemos que entrar en un diálogo con Dios, desde el interior de nuestro corazón. Hay que detenerse donde encontremos paz espiritual, gusto de la Palabra de Dios y saborearla internamente. Hay que escuchar a Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario